La cultura de envejecimiento
O mejor dicho, la falta de dicha cultura, son claves. No existe una cultura del envejecimiento por una sencilla razón. Nuestros padres y abuelos, no preveían un envejecimiento largo como el nuestro. Las esperanzas de vida a comienzos del siglo XX y hasta mediados, no superaban los 60 años. Somos las primeras generaciones que nos enfrentamos a una nueva realidad, vamos a vivir muchos años, y no estamos preparados para ello. Más aún, la gran carga negativa asociada a la vejez hace que la mayoría de los mayores no se vea como tal, no asumiendo el momento vital y no preparándose para ello.
De esta forma, Irati Mogollón García y Ana Fernández Cubero comentan respecto al modelo actual de vejez en «Arquitecturas del cuidado», «muchas voces apuntan que se trata de una realidad incipiente para la que nuestras sociedades no se encuentran preparadas. No hace falta más que observar a los medios de comunicación, la agenda pública, los servicios, la estructura de las ciudades o las actividades culturales para percatarse de que el proceso de envejecimiento se encuentra invisibilizado y empapado de tintes peyorativos».
«La visión que tiene nuestra sociedad de los jubilados los reduce a personas que están al margen de los intereses dominantes, a individuos poco competentes que han entrado ya en una vía muerta esperando, fatigados e incluso exhaustos, el previsible final de la película y que, en todo caso, no participan en la sociedad como sujetos activos sino pasivos, susceptibles tan sólo de recibir las atenciones y buena voluntad de familiares, médicos, enfermeras, sicólogos, siquiatras, filósofos o sacerdotes, o de constituirse en un verdadero filón de oro para la industria farmacéutica y, al menos una minoría de ellos, para promotores de carísimas residencias privadas de alto standing». Ramón Bayes.
¿Quién quiere envejecer en estas condiciones?, lo malo es que no es una opción, es un hecho, y nuestra actitud frente a ese hecho, cómo nos preparemos para él, es muy importante. Según algunos estudios, la diferencia entre un buen y un mal talante frente a la vejez son 7 años y medio de vida más.
Creemos que la actitud correcta ante la vejez es la contraria, visibilizarla, destacar las aspectos positivos, enfrentarse a ella como un proyecto vital más, con ilusión y esperanza, como afrontamos otros periodos de nuestra vida. Por supuesto sin ocultar las dificultades, pero afrontándolos, no negándolos, con previsión y responsabilidad, con actitud reivindicativa, orgullosa de una vida larga llena de amor.
Uno de los objetivos de ysivivimosjuntos, es fomentar esa cultura del envejecimiento, una cultura de la queremos ser protagonistas, no espectadores.